Por: María
Desde: Hanoi (Vietnam)
El de hoy quizás haya sido
uno de los días más duros de lo que llevamos hasta ahora, al menos
a nivel psicológico, y eso se nota en los ánimos del grupo.
Llegamos desde Sapa a Hanoi ¡a las 4 de la mañana! tras un trayecto
en tren de algo más de 9 horas durante el que apenas pudimos pegar
ojo. Al llegar a Hanoi intentamos hacer el esfuerzo de regatear con
los taxistas para conseguir un precio similar al de la ida, pero no
tuvimos éxito. Cansados y con el ánimo por los suelos, echamos a
andar hacia el hostel, que estaba a unos 15 o 20 minutos a pie desde
la estación. He de decir que, aun siendo tanta gente, no habría
hecho esto nunca en un país de este tipo que no fuera asiático,
pero aquí no tuve en ningún momento sensación de inseguridad. Para
colmo, cuando no había todavía amanecido decidieron apagar las
luces de las farolas, y terminamos nuestro trayecto bajo la luz de
las linternas que algunos llevábamos encima.
Cuando llegamos al hostel
¡nos encontramos la puerta cerrada! Por suerte otro extranjero que
también quería entrar, y que parecía estar más espabilado que
nosotros, llamó por teléfono al hostel para despertar al chico de
recepción (que dormía tirado en una esterilla en la entrada) para
que por fin nos abriera. Nos quedamos allí haciendo tiempo sentados
en la recepción hasta que fuera un horario más decente para poder
salir a hacer turismo y a que nos sirvieran el desayuno gratuito del
hostel (que ese día no nos correspondía, pero la picaresca del
mochilero que viaja con poco presupuesto siempre termina
agudizándose). Algunos fueron además a dar un paseo por la zona del
lago, y pudieron ver a los grupos de vietnamitas que se reúnen a
primera hora a hacer tai-chi y practicar otros deportes.
El resto de la mañana la
dedicamos a dar un paseo por la zona antigua, el Old Quarter, aunque
si me preguntáis diría que me pareció exactamente igual que el
resto de la ciudad: motos y más motos, calor y más calor (¡menudo
contraste con el frío de Sapa!), caos y más caos. Lo mires por
donde lo mires, Hanoi es una ciudad fea, y su ritmo caótico y su
amalgama de olores resultan asfixiantes. Recomiendo recortar la
estancia aquí y limitarla a la parada logística imprescindible.
Quisimos visitar el mausoleo
de Ho Chi Minh (abre sólo por las mañanas y la entrada es
gratuita), pero los viernes y lunes cierra al público. En su lugar,
visitamos la prisión de Hoa Lo, llamada irónicamente por los
soldados norteamericanos el “Hanoi Hilton” (la entrada cuesta
20.000 VND, algo menos de un euro, pero los estudiantes pagan la
mitad... aquellos que no llevaban el carnet de estudiante encima
improvisaron con todo tipo de tarjetas, ¡incluida la de la Seguridad
Social! y consiguieron que el truco colase). Esta prisión fue
utilizada primero por los colonos franceses para encarcelar y
torturar a los insurrectos vietnamitas que luchaban por la
independencia de su país, y años después los propios vietnamitas
le darían el mismo uso para los pilotos norteamericanos que fueron
hechos prisioneros durante la guerra de Vietnam. Es un lugar famoso
también por ser donde estuvo preso el ex-candidato a la presidencia
de los Estados Unidos, John McCain. La visita resulta curiosa, sobre
todo por la “objetividad” de la información proporcionada en los
paneles y videos que se exhiben, exaltando el papel heroico de los
patriotas vietnamitas que lucharon por la liberación de su país
frente a los opresores franceses por un lado, y enfatizando el
maravilloso trato que se dio a los reclusos norteamericanos años
después (de los que prácticamente se dice que pasar por allí había
sido una de las mejores experiencias de su vida, que habían tenido
una mejor calidad de vida que los propios vietnamitas, y que habían
sido educados en toda clase de conocimientos y habilidades de las que
carecían previamente). Pasear además entre sus muros sabiendo todo
lo que allí ocurrió, conocer esta muestra de de historia aún
viviente, resulta impactante.
Decidimos que ese día nos habíamos ganado una buena comida, y volvimos a salirnos de nuestro presupuesto para regresar a un restaurante que ya conocíamos y en el que sabíamos que encontraríamos aire acondicionado, sillones blanditos, y buena comida (más de uno nos dimos el capricho de cambiar el arroz y los noodles por pasta italiana, ensalada o pizza). Calculo que gastamos de media alrededor de unos 4 euros por persona (incluidas bebidas), lo cual para tratarse de Vietnam sigue siendo un cierto lujo. Después de comer fuimos al super a hacernos con unas buenas provisiones al más puro estilo occidental (cosas para hacer sandwiches, leche y cereales, fruta, yogures...) para hacer frente a nuestro viaje en bus de 30 horas, y volvimos al hostel a esperar a que nos recogieran... Pero eso ya forma parte de nuestra siguiente etapa de viaje.
muy interesante, Hanoi tiene una connotación bastante bélica, como bien dices, en US todavía hay veteranos de esa guerra incomprensible que genero tantas bajas en los dos lados
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