Por: María
Desde: Luang Prabang (Laos)
Creo que, por primera vez, hay un
sentir unánime en el grupo: por mucho que difieran nuestros gustos,
todos sin excepción hemos quedado enamorados de Laos. Empezamos el
viaje con dos platos fuertes que parecían difíciles de superar,
como son la bahía de Halong y Sapa, y aun así coincidimos todos en
que estos cuatro días en la zona de Luang Prabang han sido de lo
mejor del viaje, y que estaríamos encantados de prolongar aquí
nuestra estancia. La gente es mucho más amable y el trato al turista
es mucho más atento que en Vietnam, el ritmo de vida es más pausado
y tranquilo, y hay un sentido muy extendido de respeto por la
naturaleza que se echa mucho de menos en el país vecino... además,
la comida es buena ¡y extremadamente barata! (por 10.000 kips, o lo
que viene a ser 1 euro, se puede comer razonablemente bien).
Animo desde aquí a todo el mundo a
elegir Laos como destino turístico, porque creo que éste es el
momento idóneo: ahora que ya hay recursos dedicados al turismo que
le hacen más fácil la vida al viajero (no hace mucho que empezaron
a proliferar los hostels y agencias de ecoturismo), pero que todavía
es un destino poco conocido y explotado, lo que permite que, a
diferencia de países vecinos como Vietnam o Tailandia, siga
conservando su esencia y su autenticidad.
Dicho esto, doy paso a la crónica en
imágenes de la que ha sido una de las excursiones que más ha
gustado al grupo hasta ahora. Dedicamos dos días en una zona rural
en los alrededores de Luang Prabang a convivir con los locales en un
pequeño poblado, y a alimentar, aprender a montar y cuidar a dos
elefantes con los que tuvimos la oportunidad de pasar un par de días
inolvidables. Finalizamos la excursión con una jornada de kayaks
haciendo un descenso por el río Nam Khan de casi 4 horas, en un
entorno inmejorable, y visitando y dándonos un baño en las cascadas
de Tad Sae. En esta primera parte podéis ver cómo fue nuestra
experiencia con los elefantes (en la siguiente entrada hablaré de nuestra experiencia viviendo en el poblado)
Una vez llegamos al campamento de elefantes, después de presentarnos a nuestras dos anfitrionas, como primera toma de contacto fuimos a dar una vuelta (al principio mantuvieron la típica silla con la que suelen hacer el paseo todos los guiris, y montamos con el mahout):
Después de dar todos nuestro primer
paseo (algunos ya tuvimos la oportunidad de cambiar el sitio con el
mahout y llevar nosotros al elefante), aprendimos las principales
palabras para darles las instrucciones básicas (aunque necesitamos
chuletas) y por fin pudimos convertirnos en “aprendices de mahout””
y montar en el elefante nosotros solos:
El siguiente paso fue armarnos con machetes e ir a recoger comida para nuestros elefantes (aunque la verdad es que no pararon de zampar en todo el día)
Y llevarlos hasta el río para darles
un baño:
Antes de volver a llevarles a pasar la noche en el bosque:
El segundo día, tras pasar la noche en la aldea, volvimos al bosque por la mañana temprano a por los elefantes, para una vez más darles un baño (que buena falta les hacía...) antes de iniciar nuestro descenso en kayak de alrededor de 3 horas y regresar a Luang Prabang.
Muy bonitas las fotos de los elefantes. Experiencia inolvidable
ResponderEliminarsi que parece divertido, todos sonriendo, esto si que lo vais a recordar toda la vida, que maravilla
ResponderEliminarEs una pasada lo de los mahouts... el elefante y su entrenador son como hermanos, inseparables. Habeis encontrado a vuestro hermano elefante??
ResponderEliminarHOLA SOY LA TIA DE CRIS, GUALLISIMO LO DE LOS ELEFANTE .
ResponderEliminarLO ESTAIS PASANDO BARBARO , GRACIAS POR ESAS ESTUPENDAS FOTOS SEGUIR ASI
BESSOOOO......
me encantan las fotos! parece muy divertido!
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