lunes, 6 de agosto de 2012

La odisea de ir al médico en Laos

Por: María
Desde:   Ho Chi Minh (Vietnam)

Para terminar de completar las experiencias únicas a vivir en este viaje, no podía marcharme sin haber pisado una auténtica consulta médica al más puro estilo de Laos, así que ni corta ni perezosa el otro día decidí lesionarme. Y es que, cuando una activa el modo aventurero, eso implica estar dispuesta a probar todos los planes absurdos que surjan... y claro, en ese contexto una liana para tirarse en medio de unas cascadas en un país remoto resulta de lo más tentador. Así que nada, aquí tenéis la prueba del estilazo con el que caí al agua (sí, francamente fue más un "caerse" que un "lanzarse"):


Resultado media hora después: un dedo hinchado como una morcilla y negro como el carbón. Y como cuando uno viaja en modo rutero la capacidad de improvisación se convierte en una habilidad imprescindible, casi sin darme cuenta acabé con una criminóloga entablillándome el dedo con ¡un palo de helado Magnum doble chocolate! (nos costó encontrar un palo que sirviera para nuestro propósito... aunque al menos puedo decir que fue una dulce cura). 

Pero el verdadero plan absurdo vino después: tras conseguir sobrevivir a la noche con mi dedo inmovilizado, decidí lanzarme a la aventura ¡e intentar visitar un médico de Laos! El primer problema fue que el único hospital de la ciudad parece ser que no estaba realmente en la ciudad sino en las afueras, y todos los locales a los que les preguntamos nos desaconsejaron ir hasta allí. 

Plan B: Además del hospital hay varias clínicas en la ciudad, pero por lo visto ¡todas funcionan sólo en "horario pm"! Genial, así que no hay forma de encontrar un médico en toda la ciudad por la mañana... (y por la tarde teníamos previsto un bus de casi 8 horas a Vang Vieng)

Pasemos al plan C... Nos sugieren que por una calle "puede" que haya un médico, que "puede" que atienda por las mañanas, y que con un poco de suerte no se encuentre cerrado por su horario de comida (que nadie parece saber muy bien cuál es). 

Empezamos a peregrinar por las calles, hasta que finalmente vemos un cristal en el que, entre todos los letreros en el idioma local, se lee con caracteres occidentales "clinic". Entro a preguntar y ¡milagro! el recepcionista habla inglés, pero nos dice que el doctor no llega hasta las 5 de la tarde. Desesperada le enseño el dedo y le digo que a las 3 sale mi bus, y después de hacer una llamada me comunica que el médico tiene un hueco libre y que si espero 15 minutos me atenderá. 

La sala de espera no tiene desperdicio: el mobiliario incluye 2 sillones que no son sino ¡asientos de coche!, una estantería algo destartalada, una cuna con bebé incluido, y como decoración posters de ojos con todo tipo de enfermedades asquerosas (¿intuyo que el doctor en cuestión será un oculista?) Lástima no haber tenido valor para sacar la cámara y documentar gráficamente el momento...

15 minutos después aparece el tipo en su moto, y me indica que pase a su consulta (poco más que un cuarto trastero, entre la "sala de espera" y la siguiente habitación que tiene toda la pinta de ser la cocina de su casa).  Después de intentar entendernos con su inglés al estilo lao y de mirarme un poco el dedo, me dice que está ok, que no hay rotura, pero que me va a dar "medicinas". 

Me hace salir de la consulta otra vez y, después de una espera que parece interminable, me vuelve a llamar para que entre e intentar venderme media botica. Consigue encasquetarme la venda elástica por el módico precio de 5 dólares (que con ese dinero prácticamente me pago el alojamiento y la comida de un día), pero aunque me cuesta una larga disputa me niego rotundamente a llevarme el paquetito de pastillas de colores que me ha preparado. Y es que encima de la mesa me aguardaba un sobre transparente con 3 tipos de pastillas de lo más colorido (una rosa fosforita, una naranja fosforita, y otra mitad amarilla y mitad verde). No me ofrece prospecto, ni nombre de la medicina, ni instrucciones claras de qué es y en qué dosis debo tomar cada pastilla... sólo me dice que me chute una de cada, 3 veces al día, que son todas para la inflamación y el dolor, pero parece incapaz de especificar la función por separado de cada una de ellas. Bueno, mi hipótesis 1 es que básicamente eran todo ibuprofenos o similares, y la hipótesis 2 es que en realidad no tenían función alguna más que el efecto placebo (vamos, que podían ser perfectamente caramelitos de colores que pretendía venderme por casi 15 dólares). 

Después de haber perdido media mañana en esta peregrinación personal, me marcho del "médico" con una venda rosa chicle de lo más divina inmovilizándome toda la mano, un recibo de 20 dólares en el bolsillo, y la promesa personal de que si vuelvo a caer mala en este país pondré pies en polvorosa para pedir asilo sanitario en Tailandia.

2 comentarios:

  1. HOLA SOY LA TIA DE CRIS NUEVAMENTE ,PREGUNTAR POR ESE DEDO MALERIDO,SI YA ESTA RECUPERADO Y GRACIAS POR ESAS VISTAS TAN BONITAS, Y CRIS YA TE PONDRE YO BICHITOS PA COMER JAJA...
    BESOTES.

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  2. se os ve guapas y sonrientes, eso esta bien, le quita un poco de hierro a lo del dedo. Es que hacer de Tarzan con liana, catarata etc tiene sus riesgos. besos

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