Por: María
Desde: Phnom Penh (Camboya)
(Continuación de nuestra crónica sobre Ho Chi Minh. Siguen quedando pendientes las últimas etapas de Laos).
Si la de Vietnam fue la mayor derrota
militar sufrida por los Estados Unidos a lo largo de su historia, un
factor clave en el desenlace de dicho conflicto fue el complejo
sistema de túneles subterráneos diseñado por el Viet Cong. Aunque
a día de hoy se pueden encontrar ejemplos de estos túneles en
numerosos lugares del país, sin duda los más famosos son los de Cu
Chi, cerca de la antigua ciudad de Saigon (entrada 90.000 VND).
En esta zona los miembros del
autodenominado Frente Nacional de Liberación construyeron con sus propias manos más de
100 km de laberínticos túneles que les servían no sólo para
resguardarse de los bombardeos norteamericanos, sino también para
desplazar suministros y efectivos militares incluso en aquellas zonas
bajo control estadounidense y tender emboscadas a sus enemigos. Para
el ejército estadounidense esta guerra de guerrillas sostenida
gracias al entramado de túneles supuso una constante frustración,
ya que implicaba que los combates eran librados donde y cuando el
Viet Cong decidía.
Los sucesivos intentos de los
norteamericanos por destruir estos túneles (ya fuera lanzando gases
tóxicos para hacer salir a sus enemigos a la superficie, o bien
bombardeándolos) fueron en vano. Incluso se llegó a entrenar a un
cuerpo especial (los popularmente denominados “ratas de túnel”)
para que se internaran en estos túneles, pero muchos de ellos
acababan falleciendo debido a las cada vez más sofisticadas trampas
añadidas por el Viet Cong.
Hoy en día Cu Chi se ha convertido en
una suerte de parque temático donde el turista puede experimentar
por un día las duras condiciones en que vivían los miembros del
Frente Nacional de Liberación.
Entre otras cosas, los visitantes
pueden intentar colarse y literalmente desaparecer camuflados por una
de las trampillas que antiguamente se utilizaban para acceder a la
red de túneles. He de decir que esta trampilla (que como veis en las
fotos no es precisamente grande) ha sido considerablemente ensanchada
para los turistas, pues el tamaño original era mucho menor (de
hecho, muchos de los soldados norteamericanos no eran capaces de
acceder por ellas, y se llegó a entrenar a soldados filipinos para cumplir dicha función, ya que tenían un tamaño más similar al de los vietnamitas):
Asimismo, se pueden ver muestras del
armamento utilizado por ambos bandos durante la guerra, y ejemplos de
cómo vivían los soldados del Viet Cong en la jungla:
Además de ver el armamento, y las diferentes trampas que utilizaban los soldados del Viet Cong, también se ha acondicionado parte del entramado de túneles para que los visitantes puedan arrastrarse por ellos y experimentar las claustrofóbicas condiciones en que vivían estos soldados:
Y otra de las atracciones que más curiosidad despierta en muchos de los visitantes es la galería de tiro, donde se puede disparar un auténtico M16 o el mítico AK-47. Generalmente las armas me gustan cuanto más lejos mejor y, aunque no lo censuro, no entiendo la afición por la caza o cualquier actividad que implique el uso de armas. No obstante, sigo con mi política de aprovechar cada oportunidad y probar todas aquellas experiencias únicas con las que me tope a lo largo del viaje, así que al final me animé a coger el AK-47 como una auténtica soldado del Viet Cong y disparar la primera y (muy probablemente) última bala de mi vida. Y para que veais que no bromeo con lo de que las armas no son lo mío, aquí me tenéis sufriendo con mi cara de espanto y de no creerme todavía lo que estoy a punto de hacer:
Después de finalizar la visita a los túneles, regresamos a Ho Chi Minh (aproximadamente 1 hora y media de camino) y nos dirigimos al Museo de los Vestigios de la Guerra, al que ya me referí en entradas previas. Finalizada la visita, dimos un paseo por el centro de Ho Chi Minh, ciudad a la que espero poder dedicar una entrada cuando tenga tiempo para poner el blog al día.
La guerra de Vietnam o del Vietnam, famosa por no declarada, fue muy oída incluso durante la década 1975/85. Parece mentira que llevemos 25 años con otras guerras que son si cabe más dañinas.
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